Acerca de la autora

10 may 2012

Platero y yo (Tesoro y yo)

    Tesoro es pequeño, peludo, suave; tan frondoso por fuera que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Solo dos espejos de caoba de sus ojos cual dos lunas de cristal oscuro.
    Lo dejo suelto, y se va a la calle y acaricia tibiamente con su hocico, molestándolos apenas, las estudiantes que pasan, los niños y los ancianos...Lo llamo dulcemente "¿Tesoro?", y viene a mi con un trotecillo alegre, que parece que flota, en no se qué campo ideal...

    No come cuanto le doy. Le gustan los regordetes embutidos y los quesos amarillos, todos blandos, las galletas tostadas con su crujiente sonido al comer...
   Es tierno y mimoso igual que un niño, que una niña; pero fuerte y seco por dentro, como de piedra. Cuando camino junto a él, los domingos, por las últimas callejuelas del vencidario, los niños de paseo, vestidos de limpio y juguetones, se quedan mirándolo:
- Mira que lindo perrito.

 Es lindo. Lindo y duro al mismo tiempo.



   
   ¿Les resulta familiar? Hahaha. Es una adaptación que he hecho a esa joya de libro que revisé recientemente: "Platero y yo". Es el primer capítulo, aquel que nos trae la dulzura del borriquillo más querido; el cual les he comparado hoy con mi perro. Sí, se que no es el más lindo del mundo, dulce ni juguetón. Pero es una forma de hacerle honor a todas aquellas mascotas que han marcado nuestras infancias. Qué tengan un feliz resto del día!

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